domingo, 31 de octubre de 2010

Septima Cruzada

En 1244 volvió a caer Jerusalén (esta vez de forma definitiva), lo que movió al devoto rey Luis IX de Francia (San Luis) a organizar una nueva cruzada, la Séptima. Como en la V, se dirigió contra Damieta, pero fue derrotado y hecho prisionero en Mansura (Egipto) con todo su ejército.
En 1244, Khwarezmians, desplazado recientemente por el avance de los Mongols, tomó Jerusalén en su manera de aliarse con el egipcio Mamluks. Esta Jerusalén vuelta al control musulmán, pero la caída de Jerusalén era no más un acontecimiento tierra-que rompía a Europeo Cristianos, a que había visto la ciudad pasar de cristiano Musulmanes controle las épocas numerosas en los últimos dos siglos. Esta vez, a pesar de llamadas del papa, no había entusiasmo popular para una nueva cruzada.
Papa Innocent IV y Frederick II, emperador romano santo continuó la lucha papal-imperial. Frederick había capturado y los clérigo encarcelados en su manera a Consejo de Lyon, y en 1245 al Innocent lo depuso formalmente IV. Papa Gregory IX también había ofrecido anterior a hermano de rey Louis, cuenta Roberto de Artois, el trono alemán, pero Louis había rechazado. Así, Emperador romano santo estaba en ninguna posición a la cruzada. Henrio III de Inglaterra todavía luchaba con Simon de Montfort y otros problemas adentro Inglaterra. El Henrio y Louis no estaban en el mejor de términos, siendo enganchado al Capetian-Plantagenet la lucha, y mientras que Louis estaba ausente en cruzada el rey inglés firmó una tregua que prometía no atacar tierras francesas. Louis IX también había invitado a rey Haakon IV de Noruega a la cruzada, enviando al cronista inglés Matthew París como embajador, pero era otra vez fracasado. El único hombre interesado en comenzar otra cruzada por lo tanto era Louis IX, que declaró su intento para entrar al este 1245.

Octava Cruzada

Vuelto a Francia, el mismo rey emprendió la llamada VIII Cruzada (1269) contra Túnez, aunque en realidad era un peón en los intereses de su hermano Carlos de Anjou rey de Nápoles, que quería evitar la competencia de los mercaderes tunecinos. La peste acabó con el rey Luis y gran parte de su ejército en Túnez (1270).

Aunque algunos papas intentaron predicar nuevas cruzadas, ya no se organizaron más y, en 1291, los cruzados evacuaron sus últimas posesiones en Tiro, Sidón y Beirut tras la caída de San Juan de Acre. A fin de cuentas, el único triunfo relevante de la Cristiandad durante los dos siglos de más de ocho cruzadas fue la toma de Jerusalén por Godofredo de Bouillon en la primera cruzada en el año 1099, la cual, a pesar de las innumerables matanzas de sarracenos, judíos (hombres, mujeres y niños), logró sostener la Ciudad Santa por muchos años, y encontró los objetivos marcados inicialmente por los defensores de la idea de reconquistar la tierra llamada santa para los cristianos de Europa.